La hora llegó para Colombia y Japón. Seis días después de iniciado el Mundial, sudamericanos y nipones al fin saltaron a la cancha para su debut dentro del Grupo H, el que comparten con Polonia y Senegal, el cual luce muy complicado, por lo que un triunfo inicial era vital.
La selección favorita, a todas luces, era Colombia; sin embargo, el encuentro comenzó de la peor manera posible. Al minuto tres, Carlos Sánchez decidió meter una mano dentro del área para impedir que el balón se colara a la portería, lo que provocó su expulsión directa y un penal, que fue aprovechado por Shinji Kagawa.
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El 0-1, con un expulsado y con gol de vestidor fue lo peor posible para los cafeteros, pero quedaba prácticamente 90 minutos para recuperarse y lo hicieron. Tras asentarse en el campo, los colombianos dominaron el primer tiempo, mientras Japón decidió aguantar, pero su defensa resistió hasta el minuto 39, cuando Fernando Quintero sorprendió con un tiro libre por debajo de la barrera que el portero no alcanzó a detener.
Aún con uno menos, Colombia no dejó de luchar y se fue al descanso con su premio.
El segundo tiempo lucía para que los cafetaleros mantuvieran el ritmo y buscaran el triunfo, pero fue todo lo contrario. Japón dio un paso al frente en comparación al primer tiempo, propuso, fue el afrente e hizo que Colombia fuera inoperante. Ni siquiera James Rodríguez, que inició en la banca y entró de cambio, pudo iluminar el camino.
La insistencia de los nipones les fue redituable hasta el minuto 73, con un tiro de esquina aprovechado por Yuya Osako, quien aprovechó las deficiencias de la defensa y la duda del portero para poner el 2-1.
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Tras el tanto, Colombia quiso irse con todo al frente, pero ni siquiera su ímpetu le sirvió para tener claridad. Apenas un disparo bloqueado de James fue la mayor acción de peligro.
Los sudamericanos recibieron un duro golpe y ahora deberán luchar contra corriente contra los equipos más serios del grupo. Por su parte, Japón se va con un resultado de oro y con la aspiración de poder entrar a octavos de final.
Lo bueno apenas comienza.
