Sábado, cinco de la mañana, ¿despertar o seguir durmiendo si no tenemos compromisos? En cualquier otra época la respuesta sería taparse con las cobijas y seguir soñando, pero hoy no es permitido. Para todos los amantes del futbol la ‘obligación’ es tomar el control, prender la televisión y disfrutar del Mundial de Rusia 2018, pero… ¿por qué vale la pena?
La razón principal para poner el despertador es que, simplemente, es la Copa del Mundo e incluso esa podría ser la única y con eso bastaría. Esto no se ve cada año como una final de Champions League y no es una liga de cada fin de semana. El Mundial se disfruta cada cuatro años y por eso vale completamente la pena despertarse a las cinco, cuatro o tres de la mañana.
Encender la televisión tan temprano, durante el Mundial, significa la oportunidad de ver partidos de gran calidad entre selecciones que no siempre disfrutamos, como Australia misma. Es darse el chance de ver historias épicas y goles de último minuto, como el de Uruguay contra Egipto; es la oportunidad de ver historia pura, como la que hará Perú en su regreso a Copas del Mundo, tras 36 años de ausencia; o quedarse atónitos por ver a una Francia pidiendo la hora para que no le empaten.
Despertarse a la cinco/siete de la maña nos hace recordar, es regresar al pasado y rememorar cuando nos parábamos temprano en el Mundial de Corea-Japón de 2002 para ver a Brasil campeón o el sufrimiento de la Selección Mexicana al ser derrotados por Estados Unidos.
Sería mentir si decimos que no cuesta la ‘desmañanada’, pero queda claro que hacerlo durante un Mundial siempre valdrá la pena, con tal de disfrutar de la gran fiesta del futbol. Bien dicen que una vez cada cuatro años a nadie le hace mal y menos si se hace con la ilusión de siempre, de ver como el mundo se detiene por un balón y nos emociona hasta los huesos.
Sí, el Mundial hace que el tiempo no importe, al menos por unas cuantas horas.