Hace unos días, el avión en el que viajaba la Selección de Arabia Saudita se incendió en pleno vuelo. Viajaban hacia Moscú, en específico a Rostov del Don, para afrontar su segundo partido ante Uruguay.
La aeronave se vio forzada a realizar un aterrizaje de emergencia para arreglar el problema y así poder llegar sin contratiempos a su destino. Afortunadamente, no hubo lastimados.
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Cuarenta y ocho horas después, los “Halcones” caminaron por los pasillos del Rostov Arena. Ahí estaban elementos como Luis Suárez y Edinson Cavani, pero a los árabes no les importó. Si estaban nerviosos, no lo mostrarían. Ellos estaban ahí para jugar. Ellos estaban ahí para ganar.
Los pupilos de Juan Antonio Pizzi empezaron agresivos y en los primeros minutos, Salem lo intentó de larga distancia, pero Federico Muslera estuvo seguro en el fondo. Pese a sus 32 años, el portero del Galatasaray sigue siendo garantía en el marco, y la experiencia adquirida en Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011 acaba de verse reflejada en su intervención.
Como era de esperarse, los uruguayos ya respondieron. Casi como un niño que se cansa de que le hagan bullying y le contesta a su agresor con golpes, ellos ya se hartaron de que les falten el respeto y acaban de meter el primer gol del partido. Son el lugar 14 en el Ránking FIFA. No son cualquier cosa.
Suárez fue el autor del 1-0. Al minuto 22′, el artillero del Barcelona se encontró con el balón en los linderos del área chica y remató solo para vencer al guardameta Mohammed Al-Owais. Su tanto número 51, lo acaba de convertir en el máximo anotador en la historia de la Selección, empatado con Diego Forlán, y está llevando a los sudamericanos a la siguiente ronda.
Taiseer Jaber Al-Jassam se acaba de lastimar la rodilla. Se la chingó. Faltan dos minutos para el final del primer tiempo, pero el mediocampista del Al-Ahli no puede más. En su lugar entra su compañero de club, Housain Ali Al-Mogahwi.
Acaba de terminar el primer tiempo. Los Saudis no se ven débiles. Al contrario. Carecen de nombres, pero tienen corazón. Uruguay debería ir ganando por goleada, al menos en el papel, pero en este torneo hemos visto varias veces cómo David le complica las cosas a Goliath. En el futbol, ningún rival es pequeño.
La página de la Federación Internacional de Futbol Asociación indica que los sudamericanos han tenido un 46% de posesión, por 55% del rival. Guardiola estaría orgulloso de los árabes.
El segundo tiempo comenzó como concluyó el primero: con los de habla hispana atacando y sus contrincantes aguantando los embates.
Se viene un cambio. Matías Vecino acaba de ceder su lugar a Lucas Torreira. El futbolista de la Sampdoria llega a este encuentro con la incertidumbre de su futuro, ya que Unai Emery, nuevo técnico del Arsenal, lo quiere para sus Gunners. Es el minuto 58′. Veremos qué puede hacer el mediapunta de 22 años, nacido en Fray Bentos.
Fahad Al Muwallad es un “demonio” por la banda izquierda. Choca contra un elemento charrúa, lo aguanta y después lo supera por velocidad. El tiempo que estuvo con el Levante, de España, parece haber repercutido en su juego. Se le nota confiado, seguro de sus capacidades. Provoca falta y tiro libre. Protesta. Su aproximación no prospera, sin embargo, el que un futbolista muestre su potencial sin importar la jerarquía del rival, siempre se agradece.
Han pasado 81 minutos y Tabárez dice que Carlos Sánchez ya estuvo mucho tiempo en el campo. El futbolista de Monterrey abandona el rectángulo verde y en su lugar entra Nahitan Nández. Los uruguayos, pese a su “superioridad” en cuanto a figuras, no han podido aumentar su ventaja.
Se acaban de aumentar cuatro minutos y ya transcurrieron tres sin que pueda caer el segundo “pirulo” del encuentro. Así queda esto.
Se terminó todo. Clément Turpin acaba de pitar el silbatazo final. Los uruguayos acaban de sumar su segundo triunfo de la competencia (anteriormente habían vencido 1-0 a Egipto) y están en la siguiente ronda.
