Ser futbolista significa estar en el cuestionamiento público constantemente y Wayne Rooney, futbolista del Everton, lo sabe más que nunca en estos momentos, en el que las noticias sobre su persona no se centran en su quehacer en la cancha.
El pasado primero de septiembre, Rooney fue detenido por estar conduciendo bajo los efectos del alcohol, sobrepasando el límite permitidos. 17 días después, las consecuencias de su acto le han sido notificadas, dejándole como obligación cumplir 100 días de servicio comunitario, además de que su licencia de conducir se le fue retirada por dos años.
Por si fuera poco, el Niño Malcriado también podría ser sancionado de manera interna por parte el Everton, aunque de producirse este castigo “solo” sería monetario.