Tregua de Navidad: Cuando el futbol puso pausa a la Primera Guerra Mundial

Lo que se conoce como la Tregua de Navidad durante la Primera Guerra Mundial tiene al futbol como a uno de sus principales protagonistas

El futbol, a lo largo de su historia, ha servido para que la violencia se detenga, aunque sea por un breve instante. Pelé logró que la Guerra de Biafra se pusiera en pausa cuando jugó en Nigeria. Didier Drogba fue fundamental para que se pusiera fin a la Guerra Civil en Costa de Marfil. Sin embargo, el partido que se jugó el 25 de diciembre de 1914, es el claro ejemplo que cuando la pelota rueda, todo se detiene, incluso una guerra mundial.

Como  recordarán, la Primera Guerra Mundial o la Gran Guerra fue un conflicto armado que involucró a las principales potencias industriales y militares del mundo. El militarismo, imperialismo, disputas territoriales, nacionalismo y la política de alianzas tuvieron en el asesinato del archiduque Francisco Fernando el detonante para que se desatara el conflicto armado.

Las potencias pensaron que la guerra sería breve. Si acaso iba a durar unos cuantos meses. Para la Navidad de 1914, el conflicto debía de haber terminado. Sin embargo, esto no fue así. Todo lo oscuro, retorcido, violento, agresivo y monstruoso del ser humano se mostró en su esplendor. Pero en medio de esa masacre, una breve luz de humanidad brilló. Y el futbol fue actor principal de lo que se conoce como la Tregua de Navidad.

Altar que recuerda el partido de futbol de la tregua de Navidad (Imagen: Getty)

Por temor a que las fechas navideñas inspiraran buena voluntad y sentimientos de empatía por el enemigo, el Alto Comando Británico prohibió la fraternizar, para evitar que se destruyera el espíritu de ataque. La tregua fue propiciada, entonces, como un acto de rebelión contra la autoridad. Los soldados estaban hartos de la violencia y extrañaban sus hogares. Así que a partir del 18 de diciembre de 1914, habían cesado paulatinamente el fuego.

Los alemanes, por su parte, decidieron ser festivos. A diferencia de su contraparte inglesa, el Kaiser buscó elevar la moral de sus hombres enviando árboles de Navidad, linternas y velas. Decidieron dejar las armas y festejar el 24 de diciembre en las trincheras en Bélgica. Esto desconcertó a los ingleses que estaban del otro lado del frente. Sobre todo cuando los alemanes comenzaron a cantar villancicos.

La respuesta de los ingleses fue responder con canciones de Navidad. Lo que temían los altos mandos sucedió: alemanes e ingleses, enemigos en la guerra, estaban dejando de lado las diferencias y comenzaron a interactuar. Intercambiaban bebidas, alimentos, tabaco, y, sobre todo, risas y calidez humana. En medio del amigable caos, apareció un balón de futbol. Nadie sabe de dónde salió, pero no era importante. La pelota fue el inicio de un partido desordenado. No fue un encuentro de 11 vs 11, sino una cascarita de decenas de hombres que se divirtieron jugando futbol, olvidándose de los horrores de la guerra.

Tregua de Navidad: futbol en las trincheras de la Primera Guerra Mundial (Imagen: Getty)

Estas escenas se repitieron a lo largo de los diversos frentes. Algunos soldados registraron estos hechos en diarios y cartas, por eso tenemos constancia de que el futbol ayudó a que la violencia se detuviera. Por desgracia, no todos fueron entusiastas de estas expresiones de fraternidad y el futbol fue prohibido por haber expuesto lo forzada que es la animosidad en tiempos de guerra.

Partido conmemorativo de la Tregua de Navidad en 2014 (Imagen: Getty)

La tregua terminó el 1 de enero de 1915. Un par de disparos al aire de ambos lados de la trinchera bastaron para que la violencia volviera a ser la protagonista. El futbol, por un breve momento, recordó a alemanes e ingleses que sus similitudes eran mayores que sus diferencias. Después de todo, el futbol es un deporte del hombre común, que comparte unos valores y una cultura que todos los países pueden entender. El futbol permitió que soldados anónimos se revelaran contra el odio y la animosidad.

Podría parecer un acto inútil, pero hasta en la rebeldía más infructuosa puede ser hermosa. Al jugar futbol en medio de la masacre, mostraron que antes de ser alemanes o ingleses o alemanes, eran seres humanos que amaban un juego. Personas que amaban el futbol y a su prójimo.

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