Más allá de la pesadilla que vive Lionel Messi en este momento en el Mundial, lo que debe quedar claro es que a Leo no se le puede juzgar por los problemas de Argentina, si no por los años que lleva como el mejor futbolista del mundo en las máximas competiciones, al mejor nivel.
A nadie se le puede negar reconocimiento por no haber ganado un título determinado, por más importante que sea. Diego Armando Maradona, nunca ganó la Champions League; entre otras cosas porque jugó en un Barça diferente al que conocemos ahora y luego eligió un Nápoles que ni de cerca podía ser el más grande de Europa.
A Diego le pasó al revés que a Leo: “falló” en el Barça y “triunfó” con Argentina. Pero no estoy escribiendo esto para comparar a los dos máximos referentes del futbol argentino, porque para mí, a diferencia de Sergio Ramos, no hay punto de comparación entre los dos. Todo lo que quiero con este texto es dar valor a la gran, maravillosa y única carrera de Lionel Messi hoy que está cumpliendo años, y que no atisba en el horizonte un solo signo de fracaso.
Hoy Leo cumple 31 años. Debutó con apenas diecisiete, es decir, lleva catorce haciendo magia en el campo: demostrando su talento y regalándonos cada semana, el espectáculo que significa su futbol. Messi no nos debe nada, él es grande desde el primer día, desde el primer gol, aquella maravilla al Albacete, desde el primer hat-trick al Madrid con solo diecinueve años…
Hoy deberíamos felicitarlo por no creerse todos los halagos, por no quedarse con sus premios del Balón de Oro, por seguir volviendo a jugar con Argentina a pesar de todas las críticas, los insultos, la poca valoración. Porque después del 13 de julio, cuando la Selección Argentina acababa de perder la final del Mundial Brasil 2014 frente a Alemania; dolido, con el sueño yéndose de sus manos, antes de reincorporarse al Barça, en donde tampoco tuvo un buen cierre de temporada, quiso hacer de inmediato un cambio.
Leo no se conformó con ser el subcampeón, no se conformó con obtener el premio al mejor jugador del campeonato, sino que se esforzó para mejorar en el único aspecto en el que sabía que no era el mejor: su condición física. Con ayuda de un nutriólogo italiano y con mucho trabajo físico, luego de ser el centro de críticas, no solo volvió a ser el Messi de siempre, sino que lo superó, brilló como nunca y levantó su quinto Balón de Oro en 2015.
Sin esa voluntad férrea no hubiera llegado hasta aquí como el número uno. Son más de sesenta partidos por temporada, siempre al máximo nivel. Algo imposible de hacer si no se mantiene en una forma física perfecta. Lo cómodo era seguir tirando de pierna izquierda y escuchando todos los días que es el mejor del mundo. Disfrutando de la buena vida, como hicieron otros, como lo hizo Ronaldinho. Pero Leo eligió el camino difícil; el trabajo duro y el sacrificio. Ese es su mérito.
Para nadie es un secreto que Messi tuvo la oportunidad de jugar para España; que hoy, ya hubiera sido campeón del mundo con La Furia Roja, una propuesta que sin duda muchos hubieran aceptado, pero él no: “obviamente que en ningún momento se me pasó por la cabeza”, fue su respuesta tajante.
Y es por estas razones que el futbol, el Barça, Argentina y los millones y millones de aficionados de Messi alrededor del mundo deberíamos felicitarlo. Hoy 24 de junio cumple 31 años, está en un gran momento de su carrera y esforzándose como se esfuerza y amando el futbol como lo ama, estoy segura que le quedan muchos más.
¡Feliz cumple Leo!