El futbol no deja ni dejará de sorprendernos. Ya sea con acciones dentro o fuera de la cancha, el balompié renueva día a día nuestra capacidad de asombro. Pero no solo por lo que hacen los jugadores, sino también lo que los aficionados —parte fundamental del espectáculo— aportan al espectáculo.
En diversas ocasiones nos hemos preguntado cómo hicieron algunos seguidores para ingresar objetos prohibidos a una cancha de futbol: bengalas, cohetes, armas y hasta cabezas de marrano. La respuesta no es tan compleja y el trasfondo es la pasión.
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Algunos aficionados utilizan la cancha como un lugar de esparcimiento y es correcto, pero a veces las sustancias que utilizan para sobrellevar los 90 minutos que dura un partido no benefician el desarrollo del deporte y en España ha quedado comprobado.
En un partido de la Liga Nacional Juvenil de España entre el Onda y el Castellón de la Liga Nacional Juvenil tuvo que ser suspendido por el fuerte olor a marihuana que provenía de las gradas de La Serratella, el árbitro del encuentro Javier Torrejón Royo decidió parar el encuentro e informar a las autoridades sobre lo que ocurría, debido a que era imposible correr con ese aroma en el aire.
El delegado o encargado de preservar la tranquilidad en el encuentro detectó que se trataba de tres o cuatro jóvenes que fumaban y esparcían el humo por toda la cancha, les pidió que dejaran de hacerlo y dos minutos después de interrumpido el encuentro, se reanudó.
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Aunque los aficionados atendieron a la petición, quedó la “espinita” de la falta de seguridad que castigara la falta de los aficionados que no solo estaban realizando una acción prohibida, sino que la estaban realizando en exceso perjudicando la práctica del deporte.
Por lo pronto solo nos queda una duda que será difícil de responder, ¿fumaban en exceso o de una muy olorosa?
