Este viernes 11 de noviembre, México se verá las caras contra Estados Unidos una vez más, en una rivalidad que al paso de los años ha ido aumentando su relevancia. Uno de los protagonistas que no jugará, pero estará en la cancha, es el director técnico de la selección tricolor: Juan Carlos Osorio.
Pese a tener un saldo favorable en su gestión, con 12 ganados, dos empates y un sólo perdido, Osorio se ha ganado más críticas que elogios, y no es para menos si se considera que su único descalabro es el 7-0 sufrido contra Chile, en la Copa América Centenario.
El juego contra los estadounidenses puede ayudar al colombiano para dos cosas, una buena y otra mala. Comencemos por la segunda: en caso de perder, Juan Carlos agravaría la confianza que poco a poco ha ido perdiendo (con aficionados y directivos) y su salida del combinado azteca podría estar más cerca (aunque digan que está seguro).
Sin embargo, si logra ganar, podría “matar dos pájaros de un tiro”. Recupera algo del crédito perdido, con todas las partes involucradas, por ese 7-0 y, además, rompería la mala racha en Columbus, junto al ya famoso “dos a cero” que persigue a los aztecas.
También, si recordamos los últimos inicios del Hexagonal Final no han sido los mejores para México. Rumbo a Brasil 2014, el combinado tricolor no pasó de un empate, a cero goles, contra Jamaica y en el Estadio Azteca. Para Sudáfrica 2010, el “Tri” inició igual que en esta ocasión, en Columbus, donde cayó, para no variar, 2-0.
Nos tenemos que remontar hasta el año 2005, con Ricardo Antonio la Volpe, para poder rescatar el 2-1 que la Selección Mexicana consiguió ante Costa Rica, en miras de Alemania 2006. Esa fue la victoria azteca más reciente en el inicio de la etapa final de la Concacaf, rumbo a algún mundial y Osorio también puede romper esa “maldición”.
El juego contra Estados Unidos es importante por naturaleza, pero Juan Carlos Osorio tiene un arma de doble filo en las manos, ¿cuál jugará a su favor? ¿Saldrá limpio de Estados Unidos?