“Me pusieron etiquetas, difundieron mentiras, escribieron historias que no viví. Todo porque soy una mujer que tiene sexo. Ya es hora de que contar quien soy y lo que he vivido”, se puede leer en la confesión que escribió la brasileña Ingrid Oliveira, clavadista profesional que estuvo a punto de ser expulsada de los Juegos Olímpicos Río 2016.
Durante el torneo se divulgó la noticia de que la atleta había tenido “un maratón sexual” con Pedro Goncalvez una noche antes de una de sus competencias, razón por la que ella y su compañera de equipo quedaron en último lugar. En este comunicado aseguró que no fue un día antes del evento, la razón de fallar en su clavado fue que estaba desconcentrada porque su delegación había hablado con ellos y les dijo los medios de comunicación se enteraron de la noticia y lo divulgarían.
“Tenías que haber visto el número de condones que repartieron en la Villa. ¿Qué eran, para hacer globos? Bolt se llevó a una chica sin acreditación a la habitación y hubo gente que hizo Tinder para ligar. Pero esos casos no se filtraron. (Cuando supe de la nota) no pude dormir. En pocas horas la noticia estaba en medios de todo el mundo. Pasé de 90 mil a 250 mil seguidores en Instagram y mucha gente me insultó. Lloré durante todo el entrenamiento. Hice la serie y no sé cómo. Debí perder 15 litros en lágrimas”, resaltó para UOL Esporte.
Oliveira dejó claro cómo en pleno Siglo XXI el machismo se siga haciendo cuando alguna mujer hace algo que sale del estereotipo femenino. Mientras a Pedro se le aplaudía por el escándalo sexual, es día que Ingrid no deja de recibir insultos y comentarios falsos alrededor de su persona.
“Fui acosada por el todo el mundo. Me han asediado. Recibí pornografía y nudes. Recibí propuestas para hacer programas sexuales, no de televisión. Y perdí trabajo. Fui atacada por medios del mundo entero”, describió la clavadista.
Después de Río todo cambió. Ingrid Oliveira también se sintió agredida por parte de la Confederación Brasileña de Deportes Acuáticos. Dejó de recibir apoyos económicos y llamados para competencias; además solían publicar videos de sus fallas en diferentes ángulos como si quisiera evidenciarla.
Tuvieron que pasar más de dos años para que la clavadista sintiera la seguridad de desahogarse. A pesar de esto, la atleta se mostró optimista de cumplir su meta de conseguir una medalla durante algunos Juegos Olímpicos.