Con la salida de Blatter y la llegada de Gianni Infantino a la dirigencia de la FIFA, parecía que el máximo organismo del futbol entraría en una etapa de claridad, hasta que Infantino decidió cambiar el guion y aplicar un Donald Trump.
Infantino despidió a Hans-Joachim Eckert y Cornel Borbel, funcionarios del Comité de Ética de la FIFA, que lo estaban investigando (junto a Fatma Samoura) por posibles irregularidades en la elección presidencial de la CAF.
Ante su salida, Eckert y Borbel aseguraron que esta decisión podría retrasar el trabajo de la Comisión de Ética, además de que “conducirá a una renovada pérdida de la confianza en la FIFA” y afectará a la imagen ya empañada del organismo.