Mohamed Ali es una leyenda. Todo una fuerza de la naturaleza, era feroz, divertido, capaz de disparar palabras tan letales como los golpes de sus puños. Desde que se convirtió en una estrella, su trascendencia fue más allá del cuadrilátero. Fue una celebridad y todo un ícono de la cultura pop.
De Cassius Clay a Mohamed Ali
Cassius Marcel Clay Jr. nació el 17 de enero de 1942. Su nombre adquirió relevancia a nivel internacional cuando ganó el oro olímpico en Roma 1960. No tardó en llamar la atención de los famosos y la prensa. Su personalidad extrovertida, su calidad en el ring y su manera de manejarse ante los medios encantaba al mundo. Tras vencer a Sonny Liston, la fama de Clay alcanzó otro nivel. Bob Dylan compuso una canción, “I Shall Be Free No. 10” en la que habla del triunfo de Cassius. El propio boxeador grabó la frase “I am the greatest!” —”Soy el mejor”.
(Imagen: Getty)
Mientras su fama lo llevó a conocer a The Beatles y otros de los grandes artistas del momento, Clay entró en contacto con el Islam. En 1961 fue a su primera reunión de la Nación del Islam y eso le cambió la vida. Sus creencias cambiar y la influencia de Malcolm X le hizo renegar de su nombre. En 1964 se hizo llamar Cassius X antes de declarar: “Classius Clay es el nombre de un esclavo. No lo escogí. No lo quería. Yo soy Mohammad Ali, un hombre libre”.
Portadas de revistas y musicales
Mhamed Ali adquirió tanto seguidores como detractores. Su rechazo a participar en la Guerra de Vietnam y el repudio que sufrió, llevaron a la revista Esquire, en 1968 hacer una editorial dedicada a su figura. La idea era presentarlo como un mártir. La referencia es clara a San Sebastián, como la pintura de Sandro Botticini. Esto tuvo un efecto positivo para Mohamed Ali. Su imagen se volvió casi un ícono de la postura anti-guerra y lo galvanizó como una de las grandes figuras de la década de los 60s.
(Imagen: Esquire)
Un año después, en 1969, mientras buscaba como obtener dinero tras la prohibición de boxear que le impusieron por rechazar ir a Vietnam, Ali participó en el musical de Broadway, Buck White. Ante la necesidad de mantener a su familia, Mohamed Ali cantó y bailó, esperando poder regresar la boxeo. Finalmente pudo hacerlo, en 1974 contra George Foreman.
Caricaturas y triunfo sobre Superman
Tras recuperar su lugar en el cuadrilátero, Mohamed Ali tuvo su propia película, —The Greatest en 1977—, y su caricatura. Era una caricatura semanal llamada “Las Aventuras de Mohamed Ali” . No tuvo el éxito esperado y sólo contó con 13 episodios.
Sin embargo, fue en 1978 el momento cumbre de Mohamed Ali. La fama de Superman y el poder de Ali hizo que nos trajeran un cómic en el que el púgil se mide al Hombre de Acero. Un número en el que DC pone a Superman y a Ali en un mano a mano, pero no entre ellos, sino contra unos aliens que amenazan la Tierra y ellos dos son los únicos que pueden detenerlos.
(Imagen: DC)
Curiosamente, Ali fue de los pocos que pudo ver a través del disfraz y darse cuenta que (SPOILER) Clark Kent y Superman son la misma persona.
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La leyenda
No obstante lo anterior, lo que hizo a Mohamed Ali una leyenda fue, más allá de ser el primer boxeador de los pesos pesados en ganar 3 títulos mundiales, oponerse al régimen y ser increíblemente carismático, su altruismo fuera del cuadrilátero y su filosofía de vida.
Además, fue de los primeros atletas en entender que el deporte también era un negocio. Esto sólo sirvió para explotara al máximo todas sus capacidades para entretener y para hacer que su imagen tuviera un significado. Incluso tras el retiro, Ali usó su nombre para concientizar sobre el Parkinson (que lo aquejó hacia el final de su vida) y las desigualdad del mundo.
Su grandeza sigue viviendo hoy en día y su imagen representa mucho, no sólo para el boxeo, sino para el mundo del deporte y la cultura pop. Porque cuando se habla de Ali, se habla del más grande. Y al más grande se le recuerda y se le respeta.