Primero la barba, después el turbante. Tras examinarlo un instante, los ojos inmediatamente saltan a la expresión en su rostro: marcada por los años, pero sin perder ese brillo en los ojos tan común en la gente joven. Describir a un hombre como Dhram Pal Singh no es tarea fácil, sobre todo en un contexto como este. El viejo runner ha viajado a Nueva Dheli a entrevistarse con un reportero local y tratar de esclarecer un misterio que estas alturas alcanza proporciones esotéricas: su edad.
Su pasaporte revela que llegó a este mundo el 6 de octubre de 1897. La fecha de su credencial de elector y su código de impuestos confirman la historia del centenario. Sin embargo, para el World Masters Athletics Championships en Perth, Australia, ninguno de estos documentos son suficientes para comprobar su edad.
Y es que Singh busca convertirse en el corredor más longevo en asistir a la competencia. El gran problema es que la gran mayoría no compra que el indio posea la edad que dice tener. De acuerdo con el especialista en centenarios, Thomas T. Pearls, la edad más elevada confirmada para un hombre es de 115 años, lo que convertiría a Singh no sólo en el corredor más longevo, sino también en el hombre más longevo del mundo.
El verdadero freno lo pone la ausencia de acta de nacimiento o algún certificado de estudios, ambos documentos que no se acostumbraban a finales del siglo XIX en la India rural en la que creció Singh, quien ya ha competido en varias en varias competencias locales sin probemas.
Desafortunadamente, Perth está totalmente descartado para Perth, al menos por este año, pues al no recibir una carta de inscripción oficial a tiempo le fue imposible conseguir la Visa necesaria para hacer el viaje. Sin embargo, los esfuerzos de este héroe continuarán, según él, hasta que pueda dejar una huella importante en una de las más grandes carreras del mundo.
Por Axel Salas.