Jurgen Klopp y cómo las apariencias también engañan

Tras años de sequía, el Estadio del Anfield comienza, por primera vez en más de una década, a cultivar esperanzas. Las victorias y vítores se han ido acomodando poco a poco...

Tras años de sequía, el Estadio del Anfield comienza, por primera vez en más de una década, a cultivar esperanzas. Las victorias y vítores se han ido acomodando poco a poco entre las butacas y un nuevo ambiente de juventud y gloria se experimenta cada que el recinto abre sus puertas. Desde 1990, los reds no conquistan una liga inglesa y sus esfuerzos nunca han alcanzado para coronarse en una Premier League (se le cambió el nombre en 1992, antes se le conocía como Football League First Division). Sólo en 2014,el trabajo del cuadro estuvo a nada de alcanzar los máximos resultados, pero un ahora icónico resbalón de Steven Gerrard arrebató a los del Anfield las ilusiones que le quedaban.

Sin embargo, en 2015 el banquillo recibió a un nuevo héroe y con él las posibilidades de llevar una Copa a casa se volvieron cada vez más fuertes. Jurgen Klopp llegó a la ciudad inglesa sin poses ni delirios, su actitud relajada y buen humor lo han separado de los técnicos endiosados que tanto abundan en Europa. Reticente a usar traje y amigo de las gorras, resume su esencia en una parte de su visera en la que se lee:

“Jugador de la calle” 

Su look desaliñado le ha ganado críticas y le ha arrebatado oportunidades de trabajo. El alemán aún recuerda cómo en 2008 estuvo a punto de dirigir a las fuerzas de Hamburgo, que en ese entonces eran una escuadra imponente en la Bundesliga pero que hoy se esfuerzan por no caer en las garras del descenso. Lamentablemente el club alemán abandonó sus intenciones después de que uno de los directivos fuera testigo de los hábitos fumadores de Klopp. Al final, el Hamburgo declaró abiertamente que Jurgen no sería fichado por su aspecto “descuidado”.

A pesar de todo, Klopp hoy triunfa con el Liverpool. Tan sólo hace unos meses los llevó a la final de la Europa League y hoy son los líderes de la tabla, demostrando que las apariencias engañan y que el futbol no siempre es un juego  de “príncipes y caballeros”.

 

Por Axel Salas.

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