Hace algunas décadas el término divas solo era designado a las grandes personalidades del espectáculo, así como a las mejores cantantes y actrices que hacían de su diario vivir una escena o una pasarela. Solo pocas podían adueñarse de ese mote.
Sin embargo, con el paso del tiempo la elegancia del término cambió a convertirse y otorgarse a las féminas “crecidas”, aquellas que se subían a un ladrillo y se mareaban, o que también disfrutaban de una fama sobrevalorada y fugaz.
En el mundo del pancracio, las “Divas” tuvieron su poco más de media década de existencia, la WWE estableció el término para designar a las campeonas femeninas de la empresa con la intención de darle glamour a una división repleta de modelos que no eran atletas. En poco tiempo reculó, la fórmula plástica de las Divas caducó por obvias razones.
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LA BELLEZA COMO ESTANDARTE
Durante muchos años, la WWE utilizó a las mujeres como meros adornos para embellecer las peleas de los varones, cumpliendo roles como parejas de los luchadores, acompañantes o edecanes. Fue hasta 1983 cuando las mujeres tuvieron su lugar dentro del cuadrilátero.
El Campeonato Femenil de la empresa (desde que era WWF), se convirtió de a poco en un buen complemento para las luchas de los hombres. Personajes como Chyna, Fabulous Malohaa, Alundra Blayze, Debra y muchas más hicieron que las amazonas tuvieran su espacio en los eventos y de a poco hacer un nombre para la división femenina.
A finales de la década de los 2000, la anatomía de las luchadoras mutó, se dio prioridad a las modelos, actrices medianas, porristas y hasta cantantes para que aparecieran frente a la cámara, explotando así más la sexualidad de su género que el talento sobre la lona.
Así, Candice Michelle, Maria, Trish Stratus y Mickie James tomaron mayor protagonismo para después pasar la antorcha la que podríamos decir fue la primer generación de “Divas” que les tocó la mutación del fajín femenino a uno con una mariposa púrpura.
Con la creación del Divas Championship en Smackdown en 2008 y la futura unificación en 2010, la WWE se centró en abusar de la sexualidad y el atractivo de las modelos convertidas en gladiadoras. Algunas con talento, las mujeres con conceptos básicos de lucha, pero un gran atractivo físico fueron poblando el roster de la empresa, fórmula que les funcionó para posicionar la división.
Los años “invertidos” en luchas como la Bra and Panties Match, Playboy Dreams Match, Bikini Battle Royal, Pillowfight (lucha de almohadas), entre otras rindieron sus frutos en pantalla con los ratings y en términos económicos.
Pronto, Kelly Kelly, Michelle McCool, Melina y Maryse tomaron mucho protagonismo en el espectáculo que representó la lucha libre de mujeres. El fenómeno fue tan grande que las fronteras se rompieron, pronto la WWE era visto en casi todo el mundo. La belleza física enamoraba a la vista, pero carecía de alma dentro del ring.
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EVIDENTES POLÉMICAS
El tener a un grupo de mujeres luchando en poca ropa y con eventos de poca duración fue cansando a los seguidores de la lucha libre. El papel de la mujer en el deporte fue totalmente estético.
Las luchadoras tuvieron que aprender a equilibrar su tiempo en el pancracio, con entrenamientos, apariciones en revistas como Playboy, participaciones en reality shows y obligadas a cumplir papeles denigrantes en la empresa para su división.
Algunos de ellos fueron fueron casos muy criticados como cuando el presidente de la empresa, Vince McMahon obligó a Trish Stratus a desnudarse durante un evento en vivo para probar su lealtad.
“Mr. McMahon, no sabe lo que yo me degradaría por la causa correcta”, fueron las palabras que dijo Stratus en el segmento, esto mientras el público y hasta comentadores pedían que se siguiera quitándose la ropa para después ser forzada a ladrar como un perro.
La WWE no conocía límites, pronto las escenas “sexys” subían de tono hasta llegar a escenas lésbicas, además las líneas de la historia incluían constantes insinuaciones de relaciones sexuales con los luchadores o miembros del staff. La empresa fue una novela erótica en la que la mujer cumplía más el rol de muñeca sexual que el de luchadora.
Esta exposición y explotación fue causando mucho hartazgo en su mismo roster de féminas, las Divas estaban a punto de extinguirse gracias a una generación que lo reunía todo.
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y NUEVA GENERACIÓN Y POPULARIDAD
Mientras esto sucedía en las marcas importantes de la compañía, RAW y SmackDown, en NXT surgía una clase de luchadoras diferentes que cumplían con una preparación física y profesional, conocimientos de la técnica sobre el ring, carisma y belleza.
El público ya estaba cansado de la carencia técnica de Eva Marie o Cameron, por lo que volteó a la marca amarilla donde se topó con los talentos de Charlotte Flair (que además viene de la realeza de la lucha libre norteamericana), Bayley, Becky Lynch y Sasha Banks.
A la par de esto, las mismas luchadoras abrieron las puertas para que el cinturón de las Divas desapareciera y retornara el WWE Womens Championship. En 2015 la WWE emitió una encuesta para ver qué campeonato les gustaría que regresara, misma que fue impulsada por estas féminas para que los aficionados votarán por el fajn femenino.
Vince McMahon nois que no tuvo más que responder a estas solicitudes borrando del mapa el cinturón púrpura de las Divas y regresando en Campeonato de Mujeres en 2016.
Desde entonces el público también maduró, buscaba más a las atletas preparadas que a las modelos dentro del cuadrilátero. Las ahora llamadas “Four Horsewoman” tomaron mucho protagonismo, además se le han sumado los nombres Nia Jax, Alexa Bliss y Asuka, encargadas de que poco a poco se desaparezca el término Diva de la cabeza de los fanáticos.
La mujer ahora tiene un papel diferente en la WWE, tanto que se creó el torneo femenil Mae Young Classic, donde se buscó al talento femenino en diferentes partes del mundo y con perfiles muy diferentes. La primer campeona fue la japonesa Kairi Sane.
Hoy estamos frente a un escenario en que las mujeres estelaricen un WrestleMania y ofrezcan un espectáculo digno de la noche más importante del año en la lucha libre mundial.
Esta nueva generación de mujeres luchadoras lo tienen todo, la capacidad y la belleza, además de una gran presencia y mucho carisma. Mucho hay que agradecer a las DIvas que sacrificaron hasta su dignidad para que hoy ellas tengan vía libre y equidad de género en el pancracio.